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P-47-Trilce - P-47-Trilce | 2022
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Tierra de La Libertad - Soil of La Libertad (Liberty) | 2013
Superchaco

1.1 Superchaco

Huanchaco - Fernando Gutierrez Cassinelli

Los wuantanes con magnani, oleo sobre tela 143x143cm, (2007).

The wuantans with magnani, oil on canvas 143x143cm, (2007).

Superchaco lleva como símbolo la H de “Huanchaco”, letra que en español se escribe, pero no se pronuncia. No es un superhéroe, es mi alter ego, una mezcla de héroe y antihéroe a la vez.

Superchaco encontró en la elaboración de su propio traje una herramienta de trabajo, en un país donde el trabajo informal es lo que prima, un país carente de imágenes paternas y siempre esperanzados de que un tercero venga a ayudarnos. Superchaco, no con un objetivo justiciero sino en un acto de supervivencia, aprovecha ese vacío generándose como posibilidad y se crea un puesto de trabajo.

Este proyecto nace en los últimos años de mis estudios de pregrado, ante el miedo e incertidumbre de egresar como artista y de poder vivir del arte.

Por otro lado, mi hermano mellizo, quien había marcado fuertemente la construcción de mi identidad durante mi infancia, egresaba con el prometedor título de economista.

Las diferencias empezaron a aparecer en tiempos de colegio y es muy posible que las hayamos ido asumiendo como mecanismos de construcción y diferenciador de nuestra propia imagen. Mi mellizo acostumbraba a obtener grados de excelencia y primeros puestos mientras que yo experimentaba un peligro constante en cada examen. Las consecuencias se hacían evidentes en todo: por ejemplo, en los regalos de cumpleaños, Superman se iba con el que se había esforzado más, mientras que el otro recibía Lex Luthor. El siguiente año a él le tocaba Batman y a mi Robin, y así sucesivamente.

Supongo que, en un acto inconsciente, yo me iba identificando con estos personajes, pero nunca identifiqué esas diferencias hasta el día que, poco antes de egresar de la universidad, decidí abrir mi cajón de infancia y fue recién entonces que tomé conciencia de lo que significaba esa colección de personajes que existen bajo la sombra de otro héroe protagónico. En mi cajón, no había héroes, solo había personajes que componían una sociedad de segundones.

Superchaco en esencia encarna a esas figuras segundonas, personajes que subsisten y le creó un lugar para que puedan albergarla: historietas de “Ciudad Caótica”. Este es un claro paralelo a la ciudad de Lima, con su caos, desorden, violencia, pero también el nombre jugaba en términos de fonética con la Ciudad Gótica de Batman, pero esta en cambio era una alusión disfuncional a la ciudad original de historietas.

Las historietas estaban organizadas en 9 números. Narraban la coexistencia del caos, la poca claridad para discernir entre el bien y el mal, pero sobre todo reflejaba una ciudad con muy poca conciencia de sociedad y bien común, en donde primaba el individualismo y la necesidad de sobrevivencia. Empieza el primer capítulo cuando se roban la principal imagen religiosa de la ciudad “el señor de los milagros” y desemboca en otros hechos como el fallido intento de una mafia expendedora de helados para niños con San Pedro (el captus alucinógeno), o como el crear cibernéticamente a nuestro principal héroe Grau 2.0 para elaborar una imagen paterna que legitime su accionar delictivo.


Fotos: © Jaime Chavez, © Giancarlo Shibayama, © Andrei Livschitz,
© Alejandro Herrera, © Huanchaco.

Superchaco carries as a symbol the H for "Huanchaco", a letter that is written but not pronounced in Spanish. He is not a superhero; he is my alter ego, a mixture of hero and anti-hero at the same time.

Superchaco found in the creation of his own costume a working tool in a country where informal work prevails, a country lacking in paternal images and always hoping that a third party will come to help us. Superchaco, not with an objective of justice but as an act of survival, takes advantage of this situation and creates a job for himself.

This project was born in the last years of my undergraduate studies, faced with the fear and uncertainty of graduating as an artist and being able to make a living from art. Meanwhile, my twin brother, who had strongly shaped the construction of my identity during my childhood, was graduating with a promising degree in economics.

The differences began to appear in school days, and it is quite possible that we have been assuming them as mechanisms of construction and differentiation of our own image. My twin used to achieve grades of excellence and first places in his studies, while I experienced constant danger and fear in every exam I had to face. The repercussions were evident in everything: for example, in birthday presents, Superman would go to the one who had made the greatest effort, while the other would get Lex Luthor. The following year he got Batman, I got Robin, and so on.

I suppose that, unconsciously, I was identifying with these characters, but I never identified these differences until the day that, before I graduated from university, I decided to open my childhood cabinet. It was only then that I became aware of the significance of this collection of characters who exist under the shadow of another leading hero. In my cabinet, there were no heroes, only characters making up a society of secondary characters.

Superchaco, in essence, incarnates those secondary figures. These characters are trying to survive, and he created a place for them in the comics: "Ciudad Caótica" (Chaotic City). This is a clear parallel to the city of Lima, with its chaos, disorder, and violence, but also the name played in terms of phonetics with Batman's Gotham City (Ciudad caótica in Spanish), but this one instead was a dysfunctional allusion to the original comic book city.

The comics were organised into nine episodes. The stories narrated the coexistence of chaos and the lack of clarity in distinguishing between good and evil, but above all, it reflected a city with very little awareness of society and the common interest, where individualism and the need to survive prevailed. The comics were divided into nine episodes. The stories narrated the coexistence of chaos and the lack of clarity in distinguishing between good and evil, but above all; they reflected a city with very little awareness of society and the common interest, where individualism and the need to survive prevailed. The first chapter begins with the robbery of the city's most important religious image: El señor de los Milagros (the Lord of Miracles), and leads to other events, such as the failed attempt by a mafia selling ice cream to children with the hallucinogenic San Pedro (el captus alucinógeno), or the cybernetic creation of our main hero Grau 2.0 to create a paternal image that legitimises his criminal actions.


Photos: © Jaime Chavez, © Giancarlo Shibayama, © Andrei Livschitz,
© Alejandro Herrera, © Huanchaco.

La Ciudad y su Superhéroe. Superchaco en Ciudad Caótica.

The city and its Superhero. Superchaco in Chaotic City.

Vivir en Lima ciertamente es un desastre; pero al menos nos queda la capacidad de indignarnos por ello. Aún podemos encontrar algunas voces, que, ante el desmadre general, claman por la coherencia, la sensatez, el respeto a los demás, a la ley y el orden. Ahora bien, imaginemos que de pronto se nos priva de la indignación, y que de un momento a otro nos parece que nada está mal en la ciudad. Tendremos entonces la imagen exacta de lo que es vivir en Ciudad Caótica, teatro de operaciones de Superchaco y sus amigos.

Ciudad Caótica es el caos. La criollada hecha sentido común, el “sálvese quien pueda” institucionalizado. Anomia general, carencia de recursos para las mayorías, discriminación, abuso y prepotencia aceptados como algo normal, como obvio, como evidente. Los políticos admiten abiertamente que quieren el poder para robar y ser corruptos. Los ciudadanos viven preocupados únicamente por si mismos, desconfiando de todo y todos. La mediocridad es ley, la mentira es norma, la pendejada es ciencia.

En ese escenario se yergue Superchaco, el Superhéroe oficial de Ciudad Caótica. Antaño los héroes eran el “deber ser” encarnado, aquellos hombres capaces de sacrificarse en su persecución del ideal detentado por la colectividad (ya sea la Patria, la Verdad o la Virtud). Pues bien, en Ciudad Caótica sólo hay espacio para aquellos que están más allá de los héroes, para los Superhéroes: los privilegiados que se atreven a vivir no como “deberían” hacerlo, sino como todos en realidad “quieren” hacerlo, sin ningún tipo de pudor o falsa moralidad.

Superchaco es el modelo de “lo que es”, pues lleva a la excelencia las habilidades y aptitudes que todo ciudadano de Ciudad Caótica posee. Así, Superchaco es oblicuo, mañoso, artero, lascivo, ocioso y comodón, incapaz de ningún sacrificio, de ninguna nobleza, de ningún gesto bello. A pesar de no tener ninguna destreza ni super poder, es solicitado por las autoridades, admirado por los niños y amado por las más bellas mujeres. Es pues, el modelo al que todos aspiran y apuntan, lo que todos los ciudadanos quieren llegar a ser.

Roberto de la Puente Gradna

Living in Lima is certainly a disaster, but at least we still have the ability to be outraged by it. We can still find some voices that, amidst the general chaos, call for coherence, reason, respect for others, law and order. However, let’s image that suddenly we are deprived of our indignation and that, all of a sudden, nothing seems wrong in the city. we would then have the exact image of what it is like to live in Ciudad Caotica, the theater of operations of Superchaco and his friends.

Ciudad Caotica embodies chaos. It is a reflection of common sense turned into a reckless attitude of every man for himself. It is a place of general anomy, where the majority lacks resources, discrimination, abuse, and arrogance are accepted as normal, obvious, and evident. Politicians openly admit their desire for power to steal and be corrupt. Citizens live solely concerned about themselves, distrusting everything and everyone. Mediocrity is the norm, lies are the standard, and foolishness is regarded as wisdom.

In that scenario rises Superchaco, the official Superchaco of Ciudad Caotica. In the past, heroes were the embodiment of the “should be,” individuals capable of sacrificing themselves in pursuit of the ideal held by the community (whether it be the nation, truth, or virtue). Well, in Ciudad Caotica, there is only space for those who go beyond heroes, for the Superheroes: the privileged who dare to live not as they “should” but as everyone actually “wants” to, without any sense of false morality.

Superchaco is the epitome of “what is,” as he takes the skills and abilities that every citizen of Ciudad Caotica possesses to the highest level of excellences. Thus, Superchaco is devious, cunning, treacherous, lascivious, idle, and complacent. He is incapable of any sacrifice, nobility, or beautiful gesture. Despite lacking any special abilities or superpowers, he is sought after by the authorities, admired by children, and loved by the most beautiful women. He is, therefore, the role model that everyone aspires to and aims for, the ideal that all citizens want to become.

Roberto de la Puente Gradna