TEXTS

Número 2
Germán Seminario no es Miguel Grau, pero se le parece.
Fernando Gutiérrez no es Superchaco pero se le parece.

Ni Germán ni Fernando han capitaneado navíos ni ganado combates, ninguno ha luchado contra mafias ni atrapados villanos: son sólo dos hombres interpretando a héroes. Pero en esta superposición los límites se pierden y es difícil precisar cuándo el personaje deja de serlo y sustituye a la persona, o cuándo el valor de ésta se justifica sólo en el triunfo de quién encarna. Ellos, como Robín, son los segundones, suplentes sentados en el banquillo de un partido de fútbol. Pero Sí se puede, dicen, y se levantan, se ponen el traje y levan ancla.

El viaje del héroe clásico se puede resumir así: partida, conflicto, superación de conflicto, redención, retorno. En su parodia, nuestros héroes nacionales partieron a Chile en busca del monitor Huáscar, navío que representa nuestras deudas y derrotas. El objetivo era que Germán Seminario, encarnando a Miguel Grau, entrara en él de manera triunfal y con ello recuperara simbólicamente lo que era suyo para hacerlo nuestro y consagrar así una victoria: la de Angamos, nuestra más significativa derrota. Pero el Huáscar, que no es nuestro sino de Chile, les negó la entrada. ¿Qué clase de retorno puede emprender un héroe al que la realidad se le ha impuesto y le ha negado su título?

Durante el camino de ida Fernando Gutiérrez fue enterrando pasados, el traje de Superchaco y el pelo largo que lo caracterizaban han quedado zanjados en el Alto de la Alianza, en Tacna, cerca de la frontera con Chile. Lo que fue aquí, ha dejado de serlo allá. ¿Qué retorno puede emprender un héroe que ha sepultado al héroe y ha cruzado la frontera?

Ambos hombres, despojados de todo título honorífico, emprenden el viaje de regreso sin glorias. La realidad se ha inmiscuido, ha confeccionado su propia historia y ha desestimado la de los narradores. Fuera quedan los bocetos y las intenciones. El giro que supone la iniciación en el viaje del héroe clásico es desbancado aquí por la coronación de la realidad como factor imperante, destronando al superhéroe y al artista, a quién sólo le queda someterse.

La historia ha reivindicado a los segundones y los ha colocado en el papel principal. Este es un viaje de reclamo, un ritual de reafirmación personal y nacional, un juego de espejos y dobles donde el segundón y el arquetipo no son sólo el hombre y el héroe sino también lo secular frente a lo sacralizado y lo anecdótico frente a lo histórico. La pregunta que se abre es acerca de las bases sobre las cuales hemos constituido a nuestros héroes, y de cómo ellos, a su vez y siguiendo el juego de espejos, nos construyen la imagen de nosotros mismos.

Maya Watanabe Landolt

NUMBER 2
Germán Seminario is not Miguel Grau, but he resembles him.
Fernando Gutierrez is not Superchaco, but he resembles him.

Neither German nor Fernando have captained ships or battles, neither have fought against mafias nor captured villains: they are two men portraying heroes. But in this overlap, the boundaries blur, and it is difficult to pinpoint when the character ceases to one and replaces the person, or when the worth of the individual is justified solely by the triumph of the one they embody. Like Robin, they are the second-string players, substitutes sitting on the bench of a football match. But “yes, we can,” they say, and they rise, put on their suits, and set sail.

The journey of the classic hero can be summarized as follows: departure, conflict, overcoming conflict, redemption, return. In their parody, our national heroes set off for Chile in search of Huascar monitor, a ship that represents our debts and defeats. The goal was for German Seminario embodying Miguel Grau, to enter it triumphantly and thereby symbolically regain what was rightfully his, making it ours and thus consecrating a victory: that of Angamos, our most significant defeat. But the Huascar, which is not ours but Chile’s denied them entry. What kind of return can a hero undertake when reality has imposed itself and denied him his title?

During the journey there, Fernando Gutierrez buried the past. The Superchaco suit and long hair that characterized him have been left behind at the Alto de la Alianza, in Tacna, near the Chilean border. What was here has ceased to exist there. What kind of return can a hero undertake who has buried the hero and crossed the border?

Both men, stripped of all honorary titles, embark on the journey back without glory. Reality has interfered, crafting its own story and dismissing that of the storytellers. The sketches and intentions are left behind. the twist that the initiation in the journey of classic hero entails is displaced here by the coronation of reality as the prevailing factor, dethroning the superhero and the artist, leaving them nothing but submission.

History has vindicated the second-string players and placed them in the lead role. this a journey of reclaiming, a ritual of personal and national reaffirmation, a game of mirrors and double where the understudy and the archetype are not just the man and the hero but also the secular versus the sacralized and the anecdotal versus the historical. The question that arises is about the foundations upon which we have built our heroes and how they, in turn, through the game of mirrors, construct the image of ourselves.

Maya Watanabe Landolt

RETRATO DOBLE

Estamos ante un retrato doble y todo hace suponer –empezando por el marco tallado en madera y dorado, con escudo del Perú agregado--, que bien podría tener carácter oficial. La pose es típica de los retratos salidos de los establecimientos fotográficos dedicados a ese fin desde los inicios de la fotografía: podrían ser padre –-sentado--, e hijo –-de pie--, pero también podrían ser dos hermanos o dos amigos entre los cuales se marca un trato deferencial de uno hacia el otro. Pero no es tan simple. Los dos hombres tienen puestos uniformes peruanos del siglo XIX. El que está sentado es oficial de Marina y el que está parado, soldado de infantería. Ni en tiempos de paz ni en tiempos de guerra habrían posado juntos en circunstancias normales, propias de la sociedad del XIX, porque sus mundos no habrían coincidido. El marino se parece mucho al héroe máximo de la Guerra del Pacífico (1879-1884), Almirante Miguel Grau Seminario; el otro, que sostiene el pabellón bicolor del Perú pegado al cuerpo, es un soldado anónimo, con poco o nada de héroe o, en todo caso, con potencial de héroe, pero solo por defecto. Se deduce entonces que estamos ante un retrato que juega a ser histórico y que pone en escena a una pareja dispareja –algo así como la dupla Walter Matthau-Jack Lemmon--, que fue uno de los aciertos de la comedia norteamericana en el cine de los 60s y 70s. Con realismo pictórico escrupuloso –fotográfico, prácticamente--, el retratista nos pone incómodamente cerca de los dos y hace lo que ningún fotógrafo del siglo XIX hubiera intentado en el retrato: empalma la fuerza del primer plano con un punto de vista bien bajo –por debajo de los ojos del marino sentado--, y casi con efecto de zoom sin serlo nos los muestra igualados y convertidos en un par de personajes larger than life, dos gigantes de leyenda con cara de compinches criollos, poco atractivos pero con la talla mítica de los héroes del celuloide (hay que recordar que los héroes históricos no tenían cómo volverse mediáticos antes de 1900).

En vez de banda áulica o cartela descriptiva de los retratados, este cuadro lleva un sello con el número arábigo 2 ornamentalmente presentado. Podría indicar que se trata del segundo retrato de una serie, pero no puede descartarse que sugiera algo más serio: que la dupla que estamos viendo sea un sustituto de recambio de otra ya antes retratada, portadora del sello con el número 1 como certificación de oficialidad, autenticidad histórica y preferencia popular. ¿Será posible que estos dos sean tan solo un par de segundones?

Jorge Villacorta Chávez

DOUBLE PORTRAIT

We are looking at a double portrait, and everything suggests – starting with the wooden and golden carved frame, with the added coat of arms of Peru – that it could very well have an official character. The pose is typical of portraits produced in photographic establishments dedicated to his purpose since the beginning of photography: they could be a father - seated – and son – standing – but they could also be two brothers or two friends, among whom there is a marked deferential treatment of one towards the other. But it’s not that simple. Both men are wearing Peruvian uniforms from the 19th century. The seated man is Navy officer, and the one standing in an infantry soldier. Neither in times of peace nor in times of war would they have posed together under normal circumstances, typical of the 19th-centrury society, because their worlds would not have coincided. The sailor bears a strong resemblance to the greatest hero of the War of the Pacific (1879 -1884), Admiral Miguel Grau Seminario; the other, holding the Peruvian bicolor flag close to his body, is an anonymous soldier, with little or no heroism, or, at best, with potential for heroism, but only by default. it can deduced, then, that we are facing a portrait that plays with being historical and stages an unmatched couple – somewhat like the duo Walter Matthau-Jack Lemmon – which was one of the successes of American comedy in the cinema of the 60s and 70s. With scrupulous pictorial realism – practically photographic – the portraitist uncomfortably brings us close to both of them and does what no 19th – century photographer would have attempted in a portrait: he combines the force of the close-up with a very low point of view – below the eyes of the seated sailor – and almost with a zoom effect without actually being one, he shows them as equals, transformed into a pair of larger – than – life character, two legendary giants with the faces of criollo buddies, unattractive but with the mythical stature of celluloid heroes (it should be remembered that historical heroes had no way of becoming media figures before 1900).

Instead of an academic band or a descriptive cartouche of the sitters, this painting bears a seal with the ornately presented Arabic number 2. It could indicate that it is the second portrait in a series, but it cannot be ruled out that it suggests something more serious: that the duo we are seeing is a substitute replacement for another pair previously portrayed, bearing the seal with the number 1 as a certification of officialdom, historical authenticity, and popular preference. Could it be possible that these two are just a couple of second-rate individuals?

Jorge Villacorta Chávez

Germán Grau parece salido de la pintura de una batalla histórica; sobre todo, por sus patillas sobredimensionadas y el uniforme de la marina peruana, que durante la Guerra del Pacífico entre 1879 y 1884 corrió diferentes suertes frente a Chile. El bisabuelo de Grau, el legendario almirante Miguel María Grau Seminario, conocido como el Caballero de los Mares, peleó heroicamente pero terminó sucumbiendo ante el país vecino. La derrota conllevó la anexión del extremo sur de Perú a Chile, un trauma del cual Perú no se ha recuperado hasta hoy.

Fernando Gutiérrez invitó al descendiente de Grau –el vivo retrato del almirante– a recorrer 4.000 kilómetros desde Lima hasta el sur de Chile a bordo de una vieja furgoneta VW. En el camino, el grupo visitó también el buque Huáscar, atascado en Talcahuano, y organizó performances en los pueblos costeros. Ya que es imposible corregir la historia, por lo menos se puede darle una vuelta de tuerca irónica al culto a la personalidad tan común en América Latina.

Alfons Hug

German Grau seems to have stepped out of a painting of a historical battle, especially with his oversized sideburns and the uniform of the Peruvian Navy, which had different fates during the War of Pacific between 1879 and 1884 against Chile. Grau’s great-grandfather, the legendary Admiral Miguel Maria Grau Seminario, known as the Knight of the Seas, fought heroically but ultimately succumbed to the neighboring country. The defeat led to the annexation of the southernmost part of Peru to Chile, a trauma from which Peru has not recovered until today.

Fernando Gutierrez invited Grau’s descendant – the living portrait of the admiral – to travel 4,000 kilometers from Lima to southern Chile abord an old VW van. Along the way, the group also visited the Huascar ship, stranded in Talcahuano, and organized performances in coastal towns. Since it is impossible to correct history, at least a twist of irony can be given to the cult of personality so common in Latin America.

Alfons Hug

POP CHICHA DE PERÚ
Caos y restauracion de la identidad peruana en la obra de Fernando Gutierrez

La obra del artista peruano Fernando Gutierrez presenta una saga de heroes locales al estilo de lo que el artista denomina un pop chicha, un estilo hibrido y mestizo, donde las tecnicas tradicionales de la pintura, de la fotografia y del video asumen los topicos de la bulliciosa cultura popular peruana. Fernando Gurierrez es uno de los representantes mas jovenes y originales de este pop andino, el que desde unas decadas se vienedesarrollandocomo respuesta restauradora a las fracturas identitariasnde una de metropolis moderna mas multitecnica, bulliente y caotica de America del Sur, Lima, Peru2. En su pintura mas temprana, de principios del 2000, gutierrez se retrataba con un traje rojo y capa turquesa para representar a un superheroe urbano inventado, llamado Superchaco. Utilizando la paleta de Cezanne, aprendida en sus estudios de pintura en la Universidad Catolica de Lima, el artista componia escenas pictoricas donde este heroe aparecia entre policias, monjas musicos y bandoleros; salvando acristos robados, preveniendo a la poblacion de consumir helados hechos con agua sucia o intervenia en los conflictos de descriminacion entre chinos y no chinos, entre otras aventuras. Lima era nombrada como Ciudad Caótica (a diferencia de la Ciudad Gotica de Batman) y era el lugar donde se desplegaban los nuevos micro-mundos de un mestizaje chicha y una estetica del migrante. Asi el heroe es retratado recurrentemente en los restaurant chifa de comida chino-peruana, almorzando tallarines orientales junto a la dorada bebida peruana Inca Kola, la que hace evidente honor al Imperio Inca pre-colombino.

En la obra mas reciente de Gutierrez, comisionada para muestra “Menos Tiempo que Lugar”, un nuevo heroe toma el protagonismo de su obra. Un heroe encontrado.

Mientras el artista tomaba fotos en el mercado de Lima ve pasar por su lente al vivo retrato del Almirante Miguel Grau, el heroe peruano de la Guerra del Pacifico ocurridas en 1879 entre Peru y Chile. Con bigoton y patillas y abrigo de almirante, el bisnieto de Grau parecia verdadera estampade su bisabuelo. Gutierrez invita al nuevo Grau a emprender un viaje a Chile para visitar los sitios historicos de la guerra perdida y recuperar sus simbolos, aunque con ironia del simulacro y la copia. Tal como seniala Alfons Hug, curador de “Menos Tiempo que Lugar”. respecto a esta obra: “ya que es imposible correguir la historia, por lo menos se le puede dar una vuelta de tuerca ironica”.

El motivo del viaje, que emprende Gutierrez interpreta siguiendo la lectura del libro EL Heroe de las Mil Caras de Joseph Campbell, se inicia cuando el heroe emprende una travesia fuera de su comunidad de origen, cruzando el umbral de lo familiar hacia un mundo desconocido. Tras sobrepasar un camino lleno de pruebas y aventuras, el heroe aumenta su nivel de consciencia y conocimiento, retornando finalmente a su comunidad como un sujeto diferente, siendo maestro de dos mundos y con la experiencia y conocimiento para transformar a su sociedad.

De este modo, Gutierrez estructuro un viaje para trabajar las heridas de su pais junto a su propio crecimiento como artista. Durante el viaje de 3000 kilometros entre Lima (Peru) y Talcahuano (Chile), realizo un video, fotografias y performances en varios de los pueblos costeros. Por primera vez Gutierrez utilizo el lenguaje documental, realizando un video en el que el propio medio constituia el metodo probatorio de la veracidad del heroe y su periplo. Como una especie de road movie, sus protagonistas aparecen cruzando la frontera de un pais, arriba de una vieja furgoneta VW amarilla, enfrentando las dificultades del camino y sus propias metamorfosis. A diferencia del clasico heroe norteamericano, el heroe chicha no busca guardar el orden social, sino transformarlo.

Utilizando una mezcla entre tecnicas fotograficas del siglo diecinueve y las tecnicas digitales actuales, Gutierrez realiza tambien una serie en blanco y negro, coloreadas digitalmente y vueltas a imprimir bajo el negativo blanco y negro. El resultado constituye una representacion pop densa, chicha, cargada de varias capas de grises y de color, de historia y de actualidad, articuladas en un sincretismo técnico e iconográfico.

El concepto de un pop chicha, propuesto por Gutierrez, implica un pop diferente al pop norteamericano, lo chicha es un suplemento, una diferencia y un elemento intruso al estilo pop original, donde la Inca Kola sustituye a la Coca Cola, la Ciudad Caotica a la Ciudad Gotica y los tallarines chinos a la sopa Campbell. Lo chicha corresponde a la inclusion infrenable de la cultura popular peruana: desde los iconos del caido Imperio Inca pre-colombino, las imagenes religiosas de la tradicion colonial (y las subversiones a ellas). los elementos republicanos de la guerra hasta los signos de la inmigracion asiatica reciente.

El curador peruano Gustavo Buntix contexualiza a este pop mestizo como una estrategia fertil, restauradora y critica: “Una friccion creativa en la que lo subalternp irrumpe – interrumpe – en cualquier ilusion de continuidad sin fisuras entre las culturas dominantes del centro y periferia. (....) Estrategias friccionantes cuyo principio dinamizador es no reprimir sino productivizar las diferencias. Dentro de esa perspectiva se inscribe una variedad de gestos y obras punzantes de la plastica peruana en las ultimas decadas”.

El pop chicha como estilo local einvindica asi la diferencia de lo latinoamericano y su capacidad de generar un lenguaje propio que no sea la mera asimilacion de modelos internacionales. Como Ticio Escobar ha senialado, la modernidad periferica constituye un tema central en el debate sobre el arte latinoamericano desde sus inicios.5 La fusion y sincretismo que surge de estas imagenes abre un espacio para reunir los pasados irresueltos y los elementos historicos a la deriva, asi como un tiempo para restaurar la intrincada identidad local.


Super Chaco de Ciudad Caotica


* Articulo publicado originalmente en Universes in Universes, 2011.
Texto: Paz Guevara
Escritora y curadora nacida en Chile. Vive en Berlin, Alemania y America Latina.

1-Chicha: Bebida alcoholica popular en base a maiz fermentado, muy difundida ya desde epocas prehispanicas y continual bebiendose de forma popular en las areas rurales.
2-En su intrincada historia de dominaciones y luchas tambien iconograficas, Peru es heredero del gran Imperio Inca pre-colombino, fue colonia espaniola y Virreinato del Peru a partir del siglo XVI, desarrollando una de las escuelas de pintura barroca mas originales y subersivas del canon evangelizador del continente, y participo del movimiento independentista del continente ganando su independencia en 1821, instaurando una Republica. Entre 1879 y 1883 Peru y Chile se enfrentan en la Guerra del Pacifico, la que concluyo con la derrota de Peru y el traspaso de parte del territorio peruano a la soberania chilena. En 1968 la democracia es interrumpida por un golpe de estado realizado por las fuerzas armadas, el que se extiende hasta 1975. En los 90’ Peru estuvo bajo la dictadura del politico peruanojapones Fujimori y en el 2000 inicia su transcion a la democracia.
3-Alfons Hug, “Menos Tiempo que Lugar”. catalogo de exposicion, 2009.
4-Gustavo Buntix, Lo Impuro y lo Contaminado, 2007.
5-Ticio Escobar, El Mito del Arte y el Mito del Pueblo. Cuestiones sobre Arte Popular. Santiago de Chile, ediciones Metales Pesados, 2008.

POP CHICHA FROM PERU
Chaos and restoration of peruvian identity in the works of Fernando Gutierrez

The work of Peruvian artist Fernando Gutierrez presents a saga of local heroes in what the artist refers to as "pop chicha," a hybrid and mestizo style where traditional painting, photography, and video techniques embrace the themes of Peru's vibrant popular culture.

Fernando Gutierrez is one of the youngest and most original representatives of this Andean pop movement, which has been developing for decades as a restorative response to the identity fractures in one of the most technologically advanced, bustling, and chaotic metropolises in South America, Lima, Peru. In his early paintings from the early 2000s, Gutierrez portrayed himself wearing a red suit and a turquoise cape, representing an invented urban superhero called Superchaco. Drawing from the palette of Cezanne, which he learned during his studies at the Catholic University of Lima, the artist composed pictorial scenes where this hero appeared among police officers, nuns, musicians, and bandits, saving stolen relics, warning the population against consuming ice cream made with dirty water, or intervening in discrimination conflicts between Chinese and non-Chinese, among other adventures. Lima was referred to as the "Chaotic City" (in contrast to Batman's Gotham City) and became the backdrop for the unfolding of new micro-worlds of chicha mestizaje (a blend of indigenous and popular culture) and migrant aesthetics. Thus, the hero is recurrently depicted in chifa restaurants, which serve Chinese-Peruvian cuisine, enjoying oriental noodles alongside the golden Peruvian beverage, Inca Kola, which pays homage to the pre-Columbian Inca Empire.

In Gutierrez's most recent work, commissioned for the exhibition "Less Time than Place," a new hero takes center stage. A found hero. While the artist was taking photos in the market of Lima, he captured through his lens a living portrait of Admiral Miguel Grau, the Peruvian hero of the War of the Pacific that took place in 1879 between Peru and Chile. With his mustache, sideburns, and admiral's coat, Grau's great-grandson seemed like a true embodiment of his ancestor. Gutierrez invites the new Grau to embark on a journey to Chile to visit the historical sites of the lost war and reclaim its symbols, albeit with a sense of irony and the replica. As pointed out by Alfons Hug, curator of "Less Time than Place," regarding this artwork: "Since it is impossible to correct history, at least one can give it an ironic twist."

The motive for the journey undertaken by Gutierrez, following the interpretation from Joseph Campbell's book "The Hero with a Thousand Faces," begins when the hero embarks on a journey beyond their community, crossing the threshold from the familiar into an unknown world. After overcoming a path filled with trials and adventures, the hero increases their level of consciousness and knowledge, ultimately returning to their community as a transformed individual, possessing the mastery of two worlds and the experience and knowledge to bring about transformation in their society.

In this way, Gutierrez structured a journey to address the wounds of his country while simultaneously fostering his own growth as an artist. During the 3000-kilometer journey between Lima (Peru) and Talcahuano (Chile), he created a video, took photographs, and performed in various coastal towns. For the first time, Gutierrez employed documentary language, creating a video in which the medium itself served as proof of the hero's veracity and their journey. Like a road movie, the protagonists are seen crossing the border of a country in an old yellow VW van, facing the challenges of the road and their own metamorphoses. Unlike the classic North American hero, the chicha hero does not seek to preserve social order but rather to transform it.

Using a combination of nineteenth-century photographic techniques and modern digital techniques, Gutierrez also creates a series in black and white, digitally colored, and reprinted onto black and white negatives. The result is a dense, chicha-infused pop representation, laden with multiple layers of grayscale and color, history and contemporary elements, all articulated through a technical and iconographic syncretism.

The concept of pop chicha proposed by Gutierrez implies a different kind of pop compared to American pop culture. Chicha is a supplement, a difference, and an intrusive element in the original pop style, where Inca Kola replaces Coca Cola, the Chaotic City replaces Gotham City, and Chinese noodles replace Campbell's soup. Chicha corresponds to the relentless inclusion of Peruvian popular culture, encompassing icons from the fallen pre-Columbian Inca Empire, religious images from the colonial tradition (and their subversions), republican elements from the war, and signs of recent Asian immigration.

Peruvian curator Gustavo Buntix contextualizes this mestizo pop as a fertile, restorative, and critical strategy: "A creative friction in which the subaltern irrupts - interrupts - any illusion of seamless continuity between dominant cultures at the center and the periphery. (...) Frictional strategies whose driving principle is not to suppress but to productively embrace differences. Within this perspective, a variety of sharp gestures and works from Peruvian visual arts in recent decades fall into place."

Pop chicha as a local style thus claims the difference of Latin American culture and its capacity to generate its own language that is not mere assimilation of international models. As Ticio Escobar has pointed out, peripheral modernity is a central theme in the debate on Latin American art from its beginnings. The fusion and syncretism that arise from these images create a space to bring together unresolved pasts and drifting historical elements, as well as a time to restore the intricate local identity."


Super Chaco from Chaotic City


* Article originally published in Universes in Universes, 2011.
Text: Paz Guevara
Writer and curator born in Chile. Currently living in Berlin, Germany, and Latin America."

1- Chicha: A popular alcoholic beverage made from fermented corn, widely consumed since pre-Hispanic times and still popular in rural areas.
2- In its intricate history of dominations and struggles, both iconographic and otherwise, Peru inherits the great pre-Columbian Inca Empire. It was a Spanish colony and later became the Viceroyalty of Peru from the 16th century onwards. Peru developed one of the most original and subversive schools of baroque painting within the evangelical canon of the continent. It also participated in the independence movement of the continent, gaining its independence in 1821 and establishing a Republic. Between 1879 and 1883, Peru and Chile fought in the War of the Pacific, which concluded with Peru's defeat and the transfer of part of its territory to Chilean sovereignty. In 1968, democracy was interrupted by a military coup, which lasted until 1975. In the 90s, Peru was under the dictatorship of Peruvian-Japanese politician Fujimori, and in 2000, it began its transition to democracy.
3- Alfons Hug, "Menos Tiempo que Lugar" exhibition catalog, 2009.
4- Gustavo Buntix, "Lo Impuro y lo Contaminado," 2007.
5- Ticio Escobar, "El Mito del Arte y el Mito del Pueblo. Cuestiones sobre Arte Popular." Santiago de Chile, ediciones Metales Pesados, 2008.

ODA AL SEGUNDON

El artista peruano Fernando Gutiérrez, también conocido como Huanchaco, ha dedicado su practica al número dos. Pero no a la estética del signo numérico 2 en si, sino a todo aquello susceptible de verse como el producto de una replicación y translación que transciende sus orígenes unitarios. Para Gutiérrez, el dos sirve como un concepto critico útil para indagar en las dinámicas culturales de la sociedad peruana. Su trabajo posiciona las copias, dobles, duplicados, facsímiles, imitaciones, asimilaciones u otros tipos de segundas versiones como elementos fundamentales de la cultura peruana. Al hacerlo socava esa búsqueda de la originalidad emprendida por la modernidad que desde hace tanto tiempo caracteriza las políticas culturales nacionales, y pone al descubierto las maquinarias de intercambio y apropiación culturales. La invención de un personaje de ficción llamado Superchaco ocupa el núcleo mismo de la practica de este artista. con su vestimenta roja y azul, Superchaco es un superhéroe modelado a imagen del personaje que da titulo a la famosa serie televisiva mexicana el Chapulín Colorado.

En principio, Gutiérrez creo Superchaco como respuesta critica a la situación sociopolítica de Lima, y en sus primeras pinturas y esculturas las hazañas del superhéroe reflejan la economía informal, la corrupción y la violencia que caracterizan la vida de esa ciudad: sin embargo, poco a poco Gutiérrez ha ido desplazando la mirada de su héroe mas allá de Lima para ocuparse de la política cultural de Perú en su conjunto desde su independencia como país.

Una obra clave en la producción del artista, Oda al Segundón, aparece reproducida en la cubierta del primer y único libro de comic dedicado a Superchaco. El cuadro nos muestra al superhéroe bebiendo una Inca Kola e ingiriendo comida china. Un caos de información que incluye caracteres chinos, una figura de acción y el anuncio de un helado dominan la imagen. De este modo, además de retratar a Superchaco como un héroe de segunda, Gutiérrez presenta también una imagen nada convencional de su tierra natal. En lugar de representar pintorescos paisajes peruanos, se centra en la Inca Cola y comida china, dos de las industrias que han desempeñado un papel mas destacado en la construcción en el Perú de eso que Benedict Anderson diera en llamar “una comunidad imaginada”. Versión peruana de la Coca-Cola, la Inca Kola fue inventada en 1911 por un inmigrante ingles, alcanzando gran popularidad en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, cuando la compañía se apropio de la imaginería indígena para incorporarla a sus estrategias de marketing. Hoy, Inca Kola es la bebida nacional, se vende hasta en las aldeas mas remotas de Perú y forma parte de la vida cotidiana, a veces de forma sorprendente. Valga un ejemplo: en las principales ciudades peruanas los policías dirigen el trafico encaramados en unas estructuras de Inca Kola amarillas.

Igual que inca Kola paso a formar parte de la cultura nacional, la comida china se incorporo a la gastronomía del país. La ingente migración asiática y la vibrante cultura culinaria peruana llevaron los restaurantes chinos – los llamados chifas – prácticamente a todos los pueblos y ciudades. Sin embargo, como el cuadro de Gutiérrez indica, el impacto de esa migración cultural va mucho mas allá de la comida. Por ejemplo, los caracteres chinos de la pintura tienen su origen en los libros de colorear que el artista recibía como regalo en su niñez. Importados de china, esos libros eran mas económicos que sus equivalentes españoles y, por consiguiente, se volvieron muy populares en Lima.

Al conectar su superhéroe con esas industrias Gutiérrez nos presenta como una autentica figura peruana, una versión local de Chapulín. Como el cuadro pone de manifiesto, Superchaco incorpora también elementos de la tradición del superhéroe norteamericano. El propio nombre de Superchaco y el diseño del titulo estarian aludiendo a Superman. Pero, además, el titulo Las Aventuras en ciudad caótica es una adaptación de la traducción española de la Gotham City – “Ciudad Gótica”- de Batman. A pesar de todo ello, paradójicamente, ese conjunto de elementos no hace sino acentuar la peruanidad del héroe.

La serie fotográfica Oda al Segundón es fruto del viaje que Gutiérrez emprendió en 2009 como Superchaco. Recorriendo los 4.000 kilómetros que separan Lima de la ciudad chilena de Talcahuano y siguiendo el itinerario del General Miguel grau durante la Guerra del Pacifico al mando del acorazado Huáscar, en su viaje Gutierrez se hizo acompañar de German Seminario – un supuesto pariente del héroe nacional. El objetivo del viaje era alcanzar el Huáscar, hoy en aguas chilenas.

La Guerra del Pacifico (1879-1883), uno de los acontecimientos de la Sudamérica del siglo XIX, tuvo origen en una disputa territorial entre Chile, Bolivia y Perú y desemboco en la perdida, por parte de Bolivia, de su salida al mar y de territorio en el caso de Perú. Pero a pesar del trágico resultado, produjo también una de las figuras capitales de la historia peruana: el general Miguel Grau. Durante la guerra, Grau adquirió notoriedad por su enorme talento naval, siendo conocido como “el caballero de los mares”. Los documentos históricos relatan como incluso tras derrotar a la flota chilena salvo caballerosamente a sus enemigos de perecer ahogados.

A su muerte Grau recibió honores de héroe nacional. Sus actos heroicos se conmemoraron con estatuas y nombres de calles, y el 8 de octubre, día de su fallecimiento fue declarado fiesta nacional. Y sin embargó, sus acciones militares se vieron envueltas en considerable debate; en particular, el escritor y poeta peruano Manuel González Prada (1844 – 1918) acuso a Grau de megalomanía y de librar una guerra que, dada su debilidad naval, Perú estaba condenado a perder. Unas criticas que, no obstante, no pasaron de marginales y fueron incapaces de desmontar la leyenda de Grau, en 2000 fue elegido por el pueblo peruano “figura mas importante del milenio”.

Al yuxtaponer en sus series fotográficas al General Miguel Grau y Superchaco, Gutiérrez funde historia y ficción, investigando el complejo papel que la imaginación y la imaginería desempeñan en la construcción de la historia y los (súper)héroes nacionales. De una imagen y otra, Grau puede aparecer como una figura histórica, un personaje de ficción o un hombre vestido de traje representando una escena. Lo mismo cabe decir de Superchaco, un actor cuando lo vemos sentado en la silla mientras lo afeitan, pero transformado en héroe nacional en pie junto a Grau y a la bandera peruana.

Además de difuminar la línea que separa la historia del mito, Gutiérrez incorpora explícitamente también a sus fotografías la realidad local de los lugares que visita, valiéndose de la presencia de aldeanos, los técnicos de rodaje o los turistas para mostrar la distancia que media entre la existencia cotidiana, por un lado, y el mito por otro. Solo en la fotografía de los instrumentos musicales los tres elementos – historia, mito y situación local – convergen armónicamente, evocando un suceso. Carnavalesco. Para el artista, esa tensión simboliza la situación actual de su país de origen. Afectado tanto por las migraciones nacionales recientes como por su vigorosa pujanza económica. Perú se halla en una zona de transición en la que lo que caracteriza la existencia es el absurdo y donde los héroes imaginarios y los históricos se han vuelto intercambiables. Es por ello que, en su (re)consagración de Grau como héroe nacional, Gutiérrez ve un síntoma de inseguridad, una invitación a Superchero a convertirse en parte de la historia de Perú.

Texto por Laurens Dhaenens

ODE TO NUMBER TWO

The Peruvian artist Fernando Gutierrez, who also goes by name Huanchaco, has dedicated his artistic practice to the number two. Not, that is, to the aesthetics of the numerical sign 2 itself, but to anything that can be seen as a product of replication and translation beyond its unitary origins. For Gutierrez, the number two serves as a critical concept that he can employ in order to investigate the cultural dynamics of Peruvian society. His work positions copies, doubles, duplicates, facsimiles, imitations, assimilations, or any other kinds of second versions as fundamental elements of Peruvians culture. As such, it undermines the modernist search for originality that has long characterized national cultural politics and unveils the machineries of cultural exchange and cultural appropriation.

At the heart of the artist’s work lies the invention of a fictional character named Superchaco. Dressed in a red-and-blue suit, Superchaco is a superhero modelled on the title of the famous Mexican television series Chapulin Colorado (“red grasshopper”). Gutierrez originally created Superchaco as a critical response to the sociopolitical situation in Lima, and his early paintings and sculptures the deeds of the Superchaco reflect the informal economy, corruption, and violence that characterize life in the city since then, Gutierrez has gradually mobilized his hero to look beyond Lima and investigate the cultural politics of Peru as a whole since its independence.

A central piece in the artist’s output, Ode to Number Two, is the cover of the first and only comic book devoted to Superchaco. The painting introduces the superhero by depicting him drinking Inca Kola and eating Chinese food. A chaos of information, including Chinese characters, an action figure, an ice cream advertisement, dominates the image. In this manner, Gutierrez not only portrays Superchaco as a second-class hero, but also presents a decidedly unconventional image of his native land, instead of depicting picturesque Peruvian landscape, he focuses on Inca Kola and Chinese food, two of main industries that have played an important role in creating in contemporary Peru what Benedict Anderson would call “an imagined community.”

Today, Inca Kola is the national drink, available even in the most remote villages of Peru, and forms part of everyday life, sometimes in surprising ways. to cite just one example, in the principle cities of Peru police officers direct traffic while standing on yellow Inca Kola structures. Just as Inca Kola became part of national culture, Chinese food became integrated into the national cuisine. A huge Asian migration and a vibrant Peruvian food culture brought Chinese restaurants – the so – called chifas – into nearly every town. As Gutierrez’s paintings indicates, however, the impact of this cultural migration has extended well beyond food alone. The Chinese character in the painting, for instance, are derived from colouring books that the artist received as a child. Imported from China, these books were cheaper than their Spanish counterparts and therefore became very popular in Lima.

By associating his superhero with these industries, Gutierrez presents Superchaco as a true Peruvian figure, a local version of Chapulin. As the painting indicates, Superchaco also incorporates elements of the North American superhero tradition. The name Superchaco as well as the design of the heading both allude to Superman. Moreover, the title Las aventuras en ciudad caotica (“The Adventures in Chaotic City’) is an adaptation of the Spanish translation of Batman’s Gotham City, “Ciudad Gotica”. Nevertheless, these elements only serve, paradoxically, to render the hero even more Peruvian.

The photographic series Ode to Number Two is the result of a voyage that Gutierrez undertook as Superchaco in 2009. Travelling 4,000 km from Lima to Talcahuano in Chile, and retracing the itinerary that General Miguel Grau undertook, during the War of the Pacific, as captain of the ironclad Huascar, Gutierrez was accompanied by German Seminario, a supposed relative of the national hero. The objective of the trip was to reach the Huascar that today in Chilean waters.

One of the pivotal events of nineteenth-century South America, the War of the Pacific (1879-1883) originated in a territorial dispute between Chile, Bolivia and Peru, and ended, for Bolivia, in the loss of its coastline, and for Peru, in the loss of territory. in spite of this tragic outcome, it also produced one of the most important figures of Peruvian history: General Miguel Grau. During the war, Grau became known as a supreme naval talent, “The Gentleman of the Seas.” Historical documents relate how as he defeated the Chilean fleets he chivalrously rescued his enemies from drowning.

Immediately after his death, Grau was honoured as a national hero. His heroic deeds were commemorated with statues and street names and the day of this death, the 8th of October, became a national holiday. Nevertheless, his military actions also led to considerable debate; in particular, the Peruvian writer and poet Manuel Gonzalez Prada (1844-1918) accused Grau of megalomania and of fighting a war that Peru, due to its naval weakness, was destined to lose. Such criticisms, however, remained on the margins and could not undo the myth of Grau, who in 2000 was chosen by the Peruvian people as “ the most important figure of the millennium.” Juxtaposing General Miguel Grau and Superchaco, Gutierrez blends history and fiction into his photographic series and thus investigates the complex role of imagination and imagery in construction of national history and (super)heroes. From one image to another, Grau may appear as a historical figure, as a fictional character, or as a man wearing a suit an acting scene. the same applies to Superchaco; sitting in a chair while being shaved, he is an actor, but standing next to Grau and Peruvian flag he becomes a national hero.

The local realities of the places he visited. through the presence of villagers, film technicians, and tourists, the artist shows the distance between everyday life on the one hand and history and myth on the other. Only in the photograph with the musical instrument do all three elements – history, myth, and local conditions – converge harmoniously, evoking a carnivalesque event. For the artist, this tension symbolizes the current condition of his home country. Affected both by recent national migrations and by a vigorous economic boom, Peru finds itself in a transitional zone where life is defined by the absurd and whereimaginary and historical heroes become interchangeable. For that reason, Gutierrez sees in the (re)annointing of Grau as a national hero a symptom of insecurity, an invitation for Superchaco to become part of the history of Peru.

Text by Laurens Dhaenens

El FUTURO HA COMENZADO

“Al perro que ladraba y no mordía, sucede el Tigre que lame y despedaza”. (Horas de Lucha, Manuel González Prada)

La trilogía termina aquí. Los tigres ya han alcanzado el poder. [Va desapareciendo el coronel Cuatro Balazos, el antiguo fanfarrón que en sus arranques de rabia prometía y juraba fusilar a todo el mundo; y que venido el caso, no cumplía juramentos ni promesas]. Leonidas Zegarra está por empezar la filmación de su nueva película y Susy Díaz será, para recordar los viejos tiempos y para el deleite de sus seguidores, la protagonista. Manuel González Prada pronuncia las últimas frases de su discurso Nuestros tigres. Naylamp y Grau piden juntos “pan con Libertad”. La Vieja Patria ha sido declarada persona “no habida”. Una chica buena de la mala vida. [En la batalla de Junín, los escuadrones de “Húsares del Perú” tuvieron una descollante participación, gracias a la sagacidad del sargento mayor Andrés Rázuri, quien apreciando la magnífica oportunidad de caer sobre el flanco y retaguardia del enemigo, cambió deliberadamente la orden de “retirada” por la de “ataque”]. En Trujillo está a punto de inaugurarse la nueva Casa Museo de Leonidas Zegarra. La tostada, testigo privilegiado de los acontecimientos, nos saluda desde un lado de la sala. Lamentamos el sensible fallecimiento de un amigo entrañable de Grau. En la radio se escuchan las primeras notas de “¡Ay Jalisco, no te rajes!” (Que tiene su novia que es Guadalajara). [Los que todavía respiramos el aire y vemos el Sol, vivamos agradecidos a los Tigres que nos otorgan esos beneficios].

Apropiación y montaje: Giuliana Vidarte

THE FUTURE HAS BEGUN

“To the dog that barked but didn’t bite, the Tiger comes that licks and tears apart.” (Horas de Lucha,- Hours of Struggle, Manuel Gonzalez Prada)

The trioloy ends here. The tigers have already seized power. [Colonel Cuatro Balazos, the former braggart who, in fits of rage, promised and swore to shoot everyone, is fading away; and when the time came, he didn’t keep his oaths or promises]. Leonidas Zegarra is about to start filming his new movie, and Susy Diaz will be the protagonist, to reminisce about old times and delight her fans. Manuel Gonzalez Prada utters the final words of his speech “Our Tigers.” Naylamp and Grau together demand “Pan con Libertad” (bread with liberty). The Old Fatherland has been declared a “nonexistent” person. A good girl from the wrong side of life. [In a Battle of Junin, the “Hussars of Peru” squadrons had a prominent role thanks to the sagacity of Sergeant Major Andres Razuri, who, recognizing the magnificent opportunity to attack the enemy’s flank and rear, deliberately changed the order from “retreat” to “attack”]. In Trujillo, the new Leonidas Zegarra House Museum is about to be inaugurated. The toasted bread, a privileged witness of the events, greets us from one side of the room. We mourn the sad passing of a dear friend of Grau’s. On the radio, the first notes of “¡Ay Jalisco, no te rajes!” (Because it has girlfriend, Guadalajara) can be heard. [Those of us who still breathe the air and see the sun, let us be grateful to the Tigers who grant us these benefits].

Appropriation and editing: Giuliana Vidarte

Civilización Atalaya

Entre los años 80 y 90, era común encontrar huacos que adornaban las salas de muchas casas peruanas y libros de arqueología que eran parte fundamental de las bibliotecas familiares. Varias generaciones hemos crecido con estos objetos del pasado peruano en nuestro imaginario más personal; la historia del Perú como parte de nuestro entorno íntimo y de nuestros vínculos familiares más cercanos. Los recuerdos de infancia de Huanchaco se centran en los complejos arqueológicos de la costa norte del Perú, atraído especialmente por las historia de la Huaca del Sol y de la Luna y por Museos regionales como el Museo Cassinelli en Trujillo. Yo crecí visitando el Museo de la Nación y ese fascinante espacio ocupado por la réplica del Lanzón Monolítico Chavín, que a mi abuelita y a mi nos daba miedo y emocionaba profundamente.

Los estudios arqueológicos sobre los objetos y edificaciones del pasado permiten que se construyan las narrativas fundacionales de nuestra identidad e historia. Imaginamos a las sociedades que nos antecedieron, a partir de hipótesis volcadas sobre objetos encontrados bajo nuestro complejo territorio. Asimismo, durante los siglos XVIII y XIX, contribuyeron con estas narrativas, las diversas expediciones europeas que llegaron en búsqueda de los vestigios de las civilizaciones del pasado y llevaron a cabo estudios de la flora, fauna y modos de vida de las comunidades en diferentes regiones, como la amazónica. Estos investigadores propusieron sus visiones y consolidaron ficciones sobre nuestro país. Contribuyeron en la creación de mitos e interpretaciones, muchas veces alejadas de un conocimiento cercano de las sociedades peruanas.

Las historias de nuestro pasado han sido nutridas por las miradas externas de investigadores y viajeros, pero también se sostienen sobre relaciones cercanas que nos han formado desde dimensiones personales. Igualmente cercano fue el vínculo establecido entre Huanchaco y Mario Poggi, que dio origen al proyecto que presentamos en esta exposición. Poggi se convirtió en protagonista de las páginas policiales debido al asesinato de Ángel Díaz Balbín en los años ochenta. En 1991, luego de cumplir algunos años en prisión, Poggi viajó a la Amazonía con la intención de llevar a cabo estudios sobre comunidades, reviviendo el mito del viajero con deseos de descubrimientos. En su camino, se encontró con una ruina subterránea que nombró como “la chucha perdida de los Incas”: una piedra con forma de vagina en una caverna, que Poggi vinculó con rituales de origen y fecundidad. Para Huanchaco, en su acercamiento a esta edificación, Poggi utiliza las mismas metodologías del siglo XIX al otorgar funciones y sentidos a los objetos mediante una mirada externa cargada de una ideología personal.

Algunos años más tarde, Poggi creó un grupo de mapas que compartió con Huanchaco para dirigir su viaje de vuelta hacia “la chucha”. Él inició el camino hacia esta ruina con estos materiales como guía. Mario Poggi falleció a pocos días de su retorno. En esta exposición se reúnen los documentos que dan cuenta del viaje, los estudios de la vagina de piedra y objetos encontrados en ese contexto, junto con las pinturas creadas por Huanchaco que imaginan la vida de los grupos humanos que se congregaron en torno a esta formación rocosa subterránea hace varios siglos. Asimismo, se suman otros elementos como manuales de arqueología, huacos y otros documentos impresos y audiovisuales para crear un laboratorio de investigación ―una bitácora viva― en el que es posible establecer conexiones y pensar en cómo construimos nuestra identidad sobre la historia y civilizaciones de nuestro pasado. En sus pinturas, Huanchaco recrea una posible ritualidad vinculada a la ruina y una serie de personajes que dan vida a la “Civilización Atalaya”. Además, el pintor construye a Mario y su mirada como la de un viajero del siglo XIX, pero unida a su formación en psicoanálisis. Un “viajero freudiano” que estudia esta vagina dentro de la tierra e imágenes que representan la fecundidad en relación con los ciclos de la vida y la muerte. “Civilización Atalaya” se despliega como un manual dinámico que resume las diferentes etapas de la investigación sobre la ruina y propone una arqueología afirmada como ficción, sostenida sobre la narrativa más humana, la del trayecto vital del viaje personal.

Curaduria Giuliana Vidarte

Atalaya Civilization

Between the 80s and 90s, it was common to find huacos adorning the living rooms of many Peruvian homes and archaeology books that were a fundamental part of family libraries. Several generations have grown up with these objects from Peru’s past in our most personal imagination; the history of Peru as part of our intimate environment and our closest family ties. Childhood memories of Huanchaco focus on the archeological complexes of the northern coast of Peru, particularly drawn to the stories of Huaca del sol and Huaca de la Luna and regional museums like the Cassinelli Museum in Trujillo. I grew up visiting the National Museum and that fascinating space occupied by the replica of the Chavin Lanzon Monolith, which both scared and deeply exited my grandmother and me.

rchaeological studies of objects and structures from the past allow for the constructions of foundational narratives of our identity and history. We imagine the societies that came before us based on hypotheses derived from objects found beneath our complex territory. Furthermore, during the 18th and 19th centuries, European expeditions searching for remnants of past civilizations arrived and conducted studies on the flora, fauna, and ways of life of communities in different regions, such as the Amazon. These researches proposed their visions and solidified fictions about our country. They contributed to the creation of myths and interpretations, often far removed from a close understanding of Peruvian societies.

The stories of our past have been nourished by the external perspectives of researches and travelers, but they are also built upon close relationship that have shaped us on a personal level. Equally close was the bond established between Huanchaco and Mario Poggi, which gave rise to the project presented in this exhibition. Poggi became a protagonist in the news due to the murder of Angel Diaz Balbin in the 1980s. In 1991, after serving several years in prison, Poggi traveled to the Amazon with the intention of conducting studies on communities, embodying the myth of the traveler in search of discoveries. Along his journey, he stumbled upon an underground ruin that he named “The lost Pussy of the Incas”: a stone in the shape of a vagina inside a cave, which Poggi linked to rituals of origin and fertility. In his approach to this structure, Poggi employed the same methodologies used in the 19th century, assigning functions and meanings to objects through an external perspective loaded with personal ideology.

Several years later, Poggi created a set of maps which he shared with Huanchaco to guide his journey back to “The Pussy.” He embarked on the path to this ruin with these material as his guide. Unfortunately, Mario Poggi passed away just days before his return. This exhibition brings together the documents that chronicle the journey, the studies of the stone vagina, and the objects found in that context, along with paintings created by Huanchaco that imagine the lives of human groups that congregated around this underground rock formation centuries ago. Additionally, other elements such as archaeology manual, huacos, and other printed and audiovisual documents are included to create a research laboratory – a living logbook- in which it is possible to establish connections and reflect on how we construct our identity based on the history and civilizations of our past. In his paintings, Huanchaco recreates a possible ritual connected to the ruin and a series of characters that bring the “Atalaya Civilization” to life. Furthermore, the painter constructs Mario and his perspective as that a 19th-century traveler, but intertwined with his background in psychoanalysis. A “Freudian traveler” who studies this vagina within the earth and images that represent fertility in relation to the cycles of life an death, “Atalaya Civilization” unfolds as a dynamic manual that summarizes the different stages of the research on the ruin and proposes an archaeology grounded in fiction, supported by the most human narrative – the personal journey of the individual traveler.

Curadtor Giuliana Vidarte

«La chucha perdida de los Incas» (2019): La búsqueda de la búsqueda

Podríamos pensar en La chucha perdida de los Incas, ópera prima del artista trujillano Fernando Gutiérrez ‘Huanchaco’, como una suerte de delirio etnográfico: la descripción densa, por ratos onírica y casi nunca lineal, de sistemas de creencias que resisten en un mundo cínico y descreído; la representación (inquisitiva, pero casi siempre amable) de sujetos que, casi como cualquiera, intentan resolver las dudas sobre la existencia a partir de sus propios medios, sobre todo mediante la fe, la pesquisa intelectual y la expresión creativa. A partir de un collage de estilos diversos, y priorizando voces que serían fácilmente censuradas en el formato mainstream, este largometraje documental, moldeado por una fervorosa curiosidad y cierta vocación al escándalo, ofrece suficientes preguntas que nos recuerdan, una vez, el poder reflexivo del cine.

La propuesta de Huanchaco parece situarse en el video-ensayo, y su tesis, esgrimida con cierto tono melancólico en las primeras escenas del film, sostiene que existe una suerte de carencia fundamental en la sociedad peruana, que puede ser extrapolada a diferentes comunidades y sujetos en el film: existe una suerte de orfandad natural que determina al Perú, una falta de figura paterna que afecta, casi como punto medular, el tipo de creencias que asumen los individuos. La falta de padre, como una afección freudiana que se hace una ausencia dolorosísima, altera la forma en que los sujetos se aproximan a la creencia y la sociedad. Huanchaco presenta algunas comunidades (si cabe el término), cada una buscando su propia manera de suplir la carencia. La iglesia Alfa y Omega, que busca unir ideales cristianos con ufología y creencias en alienígenas. Grupos que celebran eventos ufólogos o recrean la estética de ciencia ficción en música (casi ritual), buscando contacto con lo sobrenatural. El propio cineasta está en la búsqueda, arropado por la enigmática figura de Mario.

El drama en La chucha perdida… aunque quiera girar en torno a la búsqueda de figura paterna, pero, como se evidencia en los primeros minutos del film, parece que Huanchaco y compañía ya pueden presumir una: Mario Poggi se torna en el protagonista no autorizado de la cinta, en buena medida por las evidentes contradicciones en torno a su figura y legado, así como por la apacible (uno diría hasta parsimoniosa) actitud con la que se enfrenta a su pasado y futuro. Poggi, psicoanalista y experto en distintos rituales prehispánicos, con la voz calmada y la mirada siempre fija en algún objeto de análisis, se vuelve la figura central del film: reconoce haber sido culpable de crímenes en pasado, que lo llevaron a la cárcel (donde se pasó años estudiando a presos violentos, con el evidente patrón de haber crecido sin figura paterna), y, más adelante, se volvió consejero de organizaciones estatales, artista reconocido y coleccionista. Es, sin duda, una imagen curiosa. ¿Qué implica que el “padre” del film sea, en el fondo, un ex convicto, asesino confeso y experto contratado por la policía en el Perú (además de psicólogo experimental)? Parece demostrar, una vez, el tipo de negociación que existe entre figuras de autoridad y sus seguidores (estos últimos sopesando lo dudoso o reprochable de sus líderes), las atribuciones imperfectas de la figura paterna, el fraccionamiento.

Curiosamente, La chucha perdida… se aleja de su premisa y, frente a los distintos personajes que describe, relata las extrañas implicaciones del acto de creer, sobre todo, cuando la creencia se aparta de los medios tradicionales. La necesidad de creencia implica que las figuras de autoridad (sea desde lo paternal, lo intelectual o lo religioso -y que pueden ser lo mismo) sean particularmente disruptivas, inclusive imperfectas, lo que implica, a su vez, sistemas de creencia y parentesco que funcionan artificialmente, los cuales, luego de la caída de la modernidad, hacen lo posible por tomar retazos de teorías religiosas y científicas: se generan creencias mosaico, que engloban distintos enfoques, antes percibidos como contradictorios. La Iglesia Alfa y Omega interseca ciencia y religión, astrología y teología, en la figura de un Cristo científico y unos alienígenas anunciados en la Biblia. El propio Mario Poggi recurre a mecanismos de terapia alternativa y les dota de rigor científico.

Siempre es bien recibido cuando la cámara se fija en aquellos rincones que no suelen ser vistos en el audiovisual (y en casi ningún espacio público). Huanchaco filma orgullosamente a comunidades de las periferias, académicos que no trabajan en la academia, creyentes que no son reconocidos como tales, devotos de la ciencia ficción y la ufología, entre otros. Vemos algunos patrones: las iglesias captan la atención de aquellos que necesitan ayuda rápida, transformación corporal y guía moral; la ufología nos invita a pensar en un futuro mejor y activar nuestra esperanza ante seres superiores; el tipo de psicoanálisis experimental de Poggio busca aliviar la carga emocional de las personas y forzar, a partir de la alteración neuronal, la tranquilidad. Ciencia/religión, como respuesta a la necesidad inmediata; más alivio.

El trabajo de Huanchaco consigue mitigar los evidentes excesos de su propuesta. En casos como este -cine experimental de autor- uno esperaría que, bajo la excusa de ser un proyecto personal y ajeno a estándares, reine el exceso y la autoindulgencia. Este no es el caso. Dentro del caos, parece existir alguna suerte de orden; patrones. Por un lado, La chucha perdida… parece emular el tipo de relato viajero que asumiría algún explorador que, perdido en un territorio recóndito y agreste, decide desenmarañar los significados detrás de rituales y creencias. El explorador, reflejado en la intrusiva cámara de Huanchaco, realiza la búsqueda de la búsqueda: quiere darle sentido a la búsqueda “de padre” que puede tener una sociedad en específico (inclusive un país), lo que se descompone en pequeñas búsquedas Por otro lado, el film evidentemente recurre al estilo testimonial, forzando al explorador a reconocer su propia vulnerabilidad y, por tanto, su carencia.

De alguna manera, con su film, Huanchaco parece hacer una suerte de meta-ensayo, en la medida en que su film reflexiona (a partir de la parodia y la introspección) sobre la naturaleza de la argumentación en el cine: ¿son necesarias las grandes preguntas (como la búsqueda del “padre) para que el video-ensayo cobre valor? ¿Acaso se espera que el film, así como tantos otros, pueda dar respuestas concluyentes sobre eso que cuestiona? ¿Debería haber respuestas, si quiera? Quizás por eso Huanchaco echa mano a cuanto elemento fílmico encuentre: flashbacks recreados con actores sin diálogos; secuencias animadas al acercarse el clímax; entrevistas a luz artificial y con la cámara pegada al sujeto, recreando al voyeur; videos caseros recuperados luego del tiempo; escenas que, a partir de la mirada antropológica, capturan el estado de trance de los creyentes. Por momentos, uno podría pensar que el estilo del film, dado su falta de cohesión, genere desatención. Aun así, el film, gracias a los juegos de estilo y sus personajes entrañables, perdura. La chucha perdida de los Incas se acaba de estrenar en cines. Evidentemente, no es el tipo de propuesta para un escape de fin de semana, pero, como una suerte de bichito intelectual (que incomoda constantemente a la audiencia con sus filosas conclusiones y personajes estrafalarios), como un “gabinete de curiosidades” y disruptivos personajes, y, sobre todo, como portador de preguntas inquietantes (y necesarios), el film cumple con su objetivo. Que Huanchaco haya trabajado con cuidado su puesta en escena (y que el montaje evite el cansancio de la audiencia) solo refuerza su atractivo primario. No sabemos si los incas encontraron a su figura paterna, pero el film, con sus aciertos y excesos, ha hallado suficientes motivos para que su tesis (aunque ya no sabemos muy bien cual es) se mantenga en discusión.

Nota: La película inició su circuito de estreno alternativo este 6 de abril en el CCPUCP y en Cine Teatro Irracional, en Lima. Distribuida por Tiempo Libre (productora de Juan Daniel Fernández), el film luego se podra ver en las salas del Cine Chimú en Trujillo, Umbral Cine en Arequipa y Qine Cine en Cusco. La ruta de proyección también incluye a Sicuani, Písac y Urubamba; así como las ciudades de Huancayo, Ayacucho, Chiclayo, Puno, Ica, Iquitos y Pucallpa, durante los meses de abril y mayo.

Mauricio Jarufe

“The Lost Pussy of the Incas” (2019): The Quest for the Search

We could consider "The Lost Pussy of the Incas”, the debut film by Trujillo artist Fernando Gutierrez “Huanchaco,” as a kind of ethnographic delirium: a dense, sometimes dreamlike, and rarely linear description of belief systems that persist in a cynical and unbelieving world. It represents (inquisitively, yet mostly kindly) individuals who, like anyone else, attempt to solve existential doubts through their own means, primarily through faith, intellectual inquiry, and creative expression.

Through a collage of diverse style, and prioritizing voices that would easily be censored in mainstream format, this feature-length documentary, shaped by fervent curiosity and a certain inclination towards scandal, offers enough questions that once again remind us of the reflective power of cinema.

Huanchaco’s proposal seems to be situated within the realm of video-essay, and his thesis, presented with a certain melancholic tone in the early scenes of the film, argues that there is a fundamental lack in Peruvian society, which can be extrapolated to different communities and individuals within the film: there is a kind of inherent orphanhood that defines Peru, a lack of paternal figure that profoundly affects the types of beliefs individuals adopt. The absence of a father, akin to a Freudian affliction that becomes a painful void, alters the way individuals approach belief and society. Huanchaco presents several communities (if one can use the term), each seeking their own way to compensate for this deficiency. The Alfa and Omega Church, for instance, aims to blend Christian ideals with ufology and beliefs in extraterrestrial beings. there are groups that celebrate ufological events or recreate science fiction aesthetics in their music (almost ritualistically), seeking contact with the supernatural. The filmmaker himself is on a quest, accompanied by the enigmatic figure of Mario.

The drama in “The Lost Pussy.......” revolves around the search for a paternal figure. However, as evident in the first few minutes of the film, it seems that Huanchaco and his companions can already claim to have one: Mario Poggi becomes the unauthorized protagonist of the film, largely due to the evident contradictions surrounding his figure and legacy, as well as his calm (one might even say languid) attitude towards his past and future. Poggi, a Psychoanalyst and expert in various pre-Hispanic rituals, with his calm voice and gaze fixed on some object of analysis, become the central figures of the film. He acknowledges having been guilty of crimes in the past, which led him to prison (where he spent years studying violent inmates, with the clear pattern of having grown up without a paternal figure), and later became an advisor to state organizations, a recognized artist, and a collector. It is undoubtedly a curious image. What does it imply that the “father” of the film is, essentially, a former convict, a self-confessed murderer, and an expert hired by the police in Peru (in addition to being an experimental psychologist)? It seems to demonstrate, once again, the kind of negotiation that exists between figures of authority and their followers (the latter weighing the dubious or reproachable aspects of their leaders), the imperfect attributions of the paternal figure, and fragmentation.

Interestingly, “The Lost Pussy.......” deviates from its premise and, in the face of the different characters it portrays, it narrates the strange implications of the act of belief, especially when belief departs from traditional means. The need for belief implies that figures of authority (whether paternal, intellectual, or religious – which can be one and the same) are particularly disruptive, even imperfect. This, in turn, gives rise to belief and kinship systems that function artificially, which, after the decline of modernity, strive to incorporate fragments of religious and scientific theories: mosaic beliefs emerge, encompassing different approaches that were previously perceived as contradictory. The Alfa and O mega Church intersects science and religion, astrology and theology, in the figure of a scientific Christ and extraterrestrial foretold in the Bible. Mario Poggi himself resort to alternative therapy mechanisms and endows them with scientific rigor.

It is always welcome when the camera focuses on those corners that are not usually seen in audiovisual media (and in almost no public spaces). Huanchaco proudly films communities from the outskirts, academics who do not work in academia, believers who are not recognized as such, enthusiasts of science fiction and ufology, among other. We observe some patterns: churches capture the attention of those in need of quick help, bodily transformation, and moral guidance; ufology invites us to envision a better future and activate our hope in the face of superior beings; Poggi’s type of experimental psychoanalysis seeks to alleviate emotional burdens and, through neuronal alteration, induce tranquility. Science/religion becomes a response to immediate needs, offering further relief.

Huanchaco’s work manages to mitigate the evident excesses of his proposal. In cases like this – authorial experimental cinema – one would expect that, under the guise of being a personal project outside of standards, excess and self – indulgence would prevail. However, this is not the case. Within the chaos, there seems to be some sort of order, pattens. On one hand, "The Lost Pussy of the Incas” appears to emulate the type of travel narrative that an explorer would undertake when lost in a remote and rugged territory, deciding to unravel the meanings behind rituals and beliefs. The explorer, reflected in Huanchaco’s intrusive camera, embarks on a search for search itself: trying to make sense of the “fatherhood” quest that a specific society (even a country) may have, which breaks down into smaller quests. On the other hand, the film clearly employs testimonial style, forcing the explorer to acknowledge their own vulnerability and, consequently, their own lack.

In a way, Huanchaco’s film seems to engage in a sort of meta-essay, as it reflects (through parody and introspection) on the nature of argumentation in cinema: are big questions like the search for “fatherhood” necessary for a video-essay to have value? Are we expecting the film, like many others, to provide conclusive answers to the questions it raises? Should there even be answers? Perhaps that’s why Huanchaco employs every filmic element he can find: recreated flashbacks with dialogue-less actors, animated sequences building up to the climax, interviews with artificial lighting and the camera close to the subject, recreating a voyeuristic perspective, recorded home videos from the past, scenes that capture the trance-like state of believers though an anthropological gaze. At times, one might think that the film’s lack of cohesion in style could lead to a lack of attention. Nevertheless, thanks to its playful stylistic approach and endearing character, the film endures.

"The Lost Pussy of the Incas” has been released in theaters. Obviously, It’s not the type of proposition for a weekend getaway, but as an intellectual curiosity (constantly unsettling the audience with its sharp conclusions and eccentric characters), as a “cabinet of curiosities” with disruptive characters, and above all, as a bearer of unsettling and necessary questions, the film fulfills its objective. The careful staging by Huanchaco and the editing that avoids audience fatigue only reinforce its primary appeal. We may not know if the Incas found their father figure, but the film, with its successes, and excesses, has found enough reasons to keep its thesis (although we’re not quite sure what it is anymore) under discussion.

Note: The film started its alternative release circuit on april 6th at CCPUCP and Cine Teatro Irracional in Lima. Distributed by Tiempo Libre (producer Juan Daniel Fernandez), the film will later be screened at Cine Chimu in Trujillo, Umbral Cine in Arequipa, and Quine Cine in Cusco. The screening route also includes Sicuani, Pisac, and Urubamba, as well the cities of Huancayo, Ayacucho, Chiclayo, Puno, Ica, Iquitos, and Pucalpa, during months of April and May.

Mauricio Jarufe

La ficción en la realidad

Decía Ricardo Piglia que no se trata de preguntarnos cómo aparece la realidad en la ficción, sino cómo funciona la ficción en la realidad. Es una idea precisa para pensar el documental "La chucha perdida de los Incas" (2019) dirigido por el artista Fernando Gutiérrez “Huanchaco”, actualmente presentándose en varias ciudades del país. La película parte del vínculo entre el artista y el controvertido personaje Mario Poggi, quien le sugiere a Huanchaco que vaya en busca de la piedra con forma de vagina aludida en el título. Frente a la arqueología oficial que desmerece la idea de que, en el pasado, hubiera existido un espacio ritual importante de esas características, Poggi sostiene que funcionaba como un lugar de sanación para problemas de fertilidad y que tenía su correlato en otra roca fálica en los Andes del sur. El artista y psicólogo conoció “la chucha” tras salir de prisión, a inicios de los años 1990, cuando pasó una temporada en la Selva Central y unos amigos Asháninka le mostraron el lugar, poco después de los terribles sucesos que lo llevaron a ser una figura polémica en la cultura de masas local.

Frente a lo que usualmente sería tomado como un delirio más del señor de pelo verde que ofrecía servicios psicoterapéuticos en el Parque Kennedy, Huanchaco opta por seguirle la pista y organizar una expedición en busca de la piedra. Y la encuentra. Pero la historia da un giro cuando Poggi muere y su compañera recibe un enigmático mensaje por parte de seres extraterrestres frente al mar de Chorrillos, y Huanchaco lo lleva a un local de Alfa & Omega (A&O) para descifrarlo. De ahí en más, la película combina la historia de la búsqueda y hallazgo de “la chucha” con una indagación en el comunismo cósmico de A&O, en sus espacios y rituales, así como en la figura del Hermano Antonio Córdova, Depositario de la Divina Ciencia Celeste y principal promotor del culto en el país desde los años 1970. Vemos los rollos que contienen la doctrina de A&O, conocemos sus hábitos de alimentación y entramos en un peculiar ritual en la playa de Chilca. En medio de ello, el Hermano Antonio fallece.

Dos muertes atraviesan el rodaje del filme y Huanchaco las articula a través de una pregunta por el lugar de la figura paterna en la conformación de la nación peruana. Como lo plantea al inicio, en una secuencia autobiográfica, el artista busca un padre y encuentra dos personajes que, de distintos modos, cumplen aquella función: mientras que Poggi ofrece terapias de color para encontrar al padre psíquico mediante curiosos aparatos diseñados por él mismo, el Hermano Antonio funge como articulador de un movimiento colectivo, es el medio para entrar en contacto con la divinidad. Ambos se ocupan de instalar una fe en el cuerpo social, aunque desde posiciones distintas y en buena medida contrapuestas. Sin embargo, Huanchaco parece haber encontrado en ambos algo que le concierne, un modo de relacionar preguntas subjetivas sobre su vida con una suerte de interés en algo así como el destino nacional, sobre todo en el contexto de la llamada “crisis política” que ha llevado a la rápida sucesión de presidentes en los últimos años. Figuras paternas, plantea el artista, y acaso su filme parece indicar que la posibilidad de orientarse en el mundo contemporáneo no se encuentra en la arena política oficial, sino en las variadas formas en que, desde abajo —desde el debajo de los movimientos sociales, pero también desde el debajo de la criminalidad, la locura y el estigma—, la sociedad lucha por hacer sentido del presente.

Hacia el final, "La chucha perdida de los Incas" llega a una suerte de triple clímax. Primero, el concierto-ritual para contactar a Cristo y su comunidad extraterrestre en medio de la oscura playa de Chilca muestra un despliegue de recursos estéticos donde la música y la ambientación a cargo de Huanchaco configuran un escenario futurista que amplifica los rituales cotidianos de A&O. Luego, la cueva donde está “la chucha” reaparece como escenario de un ritual en el que vemos a varios personajes del documental ataviados con cascos y prendas diseñadas por Huanchaco, como parte de su proyecto Civilización Atalaya, que presentó en el Museo de Arte Contemporáneo-MAC el 2021. En ambos casos, el artista ha construido escenas que plantean una continuidad notable con su obra pictórica, gráfica e instalativa, que dio a conocer en sucesivas entregas desde el 2018 hasta el presente —todas vinculadas al proyecto de la película, como pequeñas muestras del proceso de investigación y producción del artista—. Finalmente, el último clímax proviene de las vistas de protestas en el Centro de Lima, donde usualmente encontramos a los A&O profesando su doctrina y haciendo cuerpo con otros movimientos sociales, tras el indulto a Alberto Fujimori otorgado por PPK poco antes de renunciar a la presidencia. Dos días después de la muerte del Hermano Córdova, entonces, la realidad hizo lo suyo para que estas dos historias se encuentren. Dos ficciones que operan en nuestra realidad y plantean distintos modos de lidiar con las contradicciones que vivimos.

Mijail Mitrovic

Fiction in reality

Ricardo Piglia used to say that it’s not about asking how reality appears in fiction, but how fiction works in reality. This is a precise idea to consider in the documentary film “The Lost Pussy of the Incas” (2019), directed by artist Fernando Gutierrez “Huanchaco,” currently being in various cities in the country. The film revolves around the relationship between the artist and the controversial character Mario Poggi, who suggest to Huanchaco that he should search for the vagina-shaped stone mentioned in the title. in the face of official archeology that undermines the idea of the existence of such an important ritual space in the past, Poggi maintains that it served as a healing place for fertility issues and had its counterpart in another phallic rock in the southern Andes. The artist and psychologist encountered “The Pussy” after his release from prison in the early 1990s when he spent time in the Central Selva, and Ashaninka friends showed him the place, shortly after the terrible events that made him a controversial figure in the local mass culture.

In the face of what would usually be dismissed as just another delusion from the green-haired man offering psychotherapeutic services in Kennedy Park, Huanchaco chooses to follow the trail and organizes an expedition in search of the stone. And he finds it. But the story takes a twist when Poggi dies, and his partner receives an enigmatic message from extraterrestrial beings by the sea in Chorrillos. Huanchaco takes it to an Alfa & Omega (A&O) location to decipher it. From then on, the film combines the story of the search and discovery of “The Pussy” with an exploration of A&O’s cosmic communism, its space and rituals, as well as the figure of Brother Antonio Cordova, Custodian of the Divine Celestial Science and the main prometer of thecult in the country since the 1970s. We see the scrolls containing A&0’s doctrine, learn about their eating habits, and enter a peculiar ritual on the beach of Chilca. In the midst of it all, Antonio passed away.

Two deaths permeate the filming of the movie, and Huanchaco connects them through a question about the role of the father figure in shaping the Peruvian nation. As stated at the beginning, in an autobiographical sequence, the artist seeks a father figure and encounters two characters who, in different ways, fulfill that role: while Poggi offers color therapies to find the psychic father through curious devices designed by himself, Brother Antonio serves as the facilitator of a collective movement, the means to connect with divinity. Both of them aim to instill faith in the social body, albeit from different and often opposing positions. However, Huanchaco seems to have found something concerning in both of them, a way to relate subjective questions about his own life to a sort of interest in the national destiny, particularly in the context of the so-called "political crisis" that has led to the rapid succession of presidents in recent years. The artist proposes paternal figures, and perhaps his film suggests that the possibility of finding direction in the contemporary world lies not in official political arenas, but in the various forms in which society, from below—through social movements, but also through crime, madness, and stigma—struggles to make sense of the present.

Towards the end, "La chucha perdida de los Incas" reaches a sort of triple climax. First, the concert-ritual to contact Christ and his extraterrestrial community on the dark beach of Chilca showcases a display of aesthetic resources where the music and atmosphere, led by Huanchaco, create a futuristic stage that amplifies the daily rituals of A&O. Then, the cave where "la chucha" is located reappears as the setting for a ritual, where we see various characters from the documentary adorned with helmets and garments designed by Huanchaco as part of his project Civilización Atalaya, which he presented at the Museum of Contemporary Art-MAC in 2021. In both cases, the artist has constructed scenes that exhibit a notable continuity with his painting, graphics, and installation work, which he has been showcasing in successive exhibitions since 2018 to the present, all of which are linked to the film project as small samples of the artist's research and production process. Finally, the last climax comes from the footage of protests in downtown Lima, where we usually find A&O professing their doctrine and joining other social movements, following Alberto Fujimori's pardon granted by PPK shortly before resigning from the presidency. Two days after Brother Córdova's death, reality played its part in bringing these two stories together. Two fictions that operate within our reality and present different ways of dealing with the contradictions we experience.

Mijail Mitrovic

Su región en Identidad Paterna, Crisis y Trascendencia en el Cine Peruano a través de 'La Chucha Perdida de los Incas'

La Chucha Perdida de Los Incas (, Perú, 2019) es una película documental dirigida por Fernando Gutierrez, también conocido como Huanchaco. Esta obra cinematográfica, de tan solo 80 minutos navega entre la no ficción y la performance, explorando la identidad y planteando preguntas como "¿quiénes somos?" y "¿quién soy?". La película se sumerge en la figura polémica e impresionante de Mario Poggi, quien junto con Huanchaco, se adentra en la búsqueda de la identidad paterna en la sociedad peruana.

Esta película presenta una experiencia cinematográfica que va más allá de la narrativa tradicional y se sumerge en la exploración profunda de la identidad. La trama que presenta es una nueva propuesta que abre espacio para la reflexión y el diálogo sobre temas fundamentales en la sociedad contemporánea. Huanchaco y Poggi, estructuran la misma película en sus personajes. Huanchaco plantea las preguntas que Poggi intentará responder. En ese sentido, si observamos la película en el código de la búsqueda paterna, Huanchaco va hacia Poggi quién tiene métodos, propuestas, cuentos, mapas, sueños e ideas y todas sirven para responder algo en la realidad. Ambos tienen la capacidad de desafiar las ideas preconcebidas y las convenciones sociales, estimulando la reflexión y la búsqueda personal. A través de su exploración, la película invita a los espectadores a cuestionar sus propias identidades y a reflexionar sobre la importancia de comprender quiénes somos.

Así comenzamos un viaje fascinante de artistas. Vemos como Mario Poggi manifiesta, en un video de archivo, que siente la obligación de poner el valor humano y el ser humano en primer lugar, antes que cualquier otra consideración. Esta valiosísima idea refuerza la importancia de la identidad personal y colectiva, y establece una conexión profunda entre el arte, la sociedad y los valores fundamentales que deben prevalecer en cualquier transformación social. Una afirmación en apariencia idealista, que Poggi irá revelando su imaginación poderosa, flexible y extremadamente diversa a través de muchas intervenciones posteriores a lo largo de su vida.

En esta búsqueda, somos participantes activos una vez más del lenguaje autoral de Huanchaco, artista multidisciplinario que trasciende el lenguaje cinematográfico con su peculiar ímpetu de inocencia. Como quien descubre objetos, palabras y tesoros, él se transforma y vive en la película. A medida que avanzamos en el documental, nos enfrentamos al fallecimiento de Mario Poggi, un suceso que nos acerca a la doctrina de Alfa y Omega. En este contexto, se nos presenta al Hermano Antonio Córdova Quezada, un peruano contactado que ejerce la figura paterna y defiende su doctrina basada en la fe, llegando incluso a afirmar que "hasta la fantasía es una realidad en la creación de Dios". Aportando una capa más de significado a la pregunta inicial ¿de dónde venimos?

Para sumergirnos en La Chucha Perdida de Los Incas, es importante destacar el paralelismo existente entre la línea documental que sigue a Mario Poggi y la representación simbólica de las ideas a través de la búsqueda de la chucha perdida, en la que Huanchaco se convierte en protagonista. De manera paralela a la trama del documental, Huanchaco emprende un viaje de exploración por las cuevas de la selva en busca de este enigmático objeto. Este juego de reflejos entre las ideas expresadas y las representadas es un aspecto divergente de la película que pone a prueba el género y tensa la exploración documental. Se emplea animación, efectos visuales y una puesta en escena ficticia, plástica y desbordante. Por ello, para cuestionar la realización, es importante sondear la experiencia documental, de registro, de performance y exploración investigativa que Huanchaco ha realizado en proyectos anteriores. Aunque no es indispensable, es necesario tener curiosidad y disposición para interpretar las imágenes, los diferentes formatos utilizados, el montaje, la música y captar el subtexto que revela el ADN del autor y la amplia gama de formas que amalgama en todos sus proyectos. Se percibe un fuerte concepto de exploración, disciplina y trabajo en torno al arte, así como una comprensión de la experiencia estética y su función dentro de la sociedad. Solo de esta manera nos atrevemos a afirmar que La Chucha Perdida de Los Incas es un buen ejemplo de toda esa investigación llevada al lenguaje cinematográfico. La película invita a sumergirse en la profundidad de su tesis, exigiendo una mirada atenta y abierta a los ricos niveles de significado que se entrelazan en su narrativa visual y conceptual.

Jaime Pinto

Their role in "Fatherhood Identity, Crisis, and Transcendence in Peruvian Cinema through 'La Chucha Perdida de los Incas'"

"La Chucha Perdida de Los Incas" (Peru, 2019) is a documentary film directed by Fernando Gutierrez, also known as Huanchaco. This cinematic work, with a runtime of just 80 minutes, navigates between non-fiction and performance, exploring identity and posing questions like "who are we?" and "who am I?". The film delves into the controversial and awe-inspiring figure of Mario Poggi, who, along with Huanchaco, embarks on a search for paternal identity in Peruvian society.

This film presents a cinematic experience that goes beyond traditional narrative and delves into a profound exploration of identity. The plot it presents is a fresh proposition that opens up space for reflection and dialogue on fundamental themes in contemporary society. Huanchaco and Poggi structure the same film through their respective characters. Huanchaco poses the questions that Poggi attempts to answer. In that sense, if we observe the film through the lens of the search for paternal identity, Huanchaco moves towards Poggi, who possesses methods, proposals, tales, maps, dreams, and ideas, all serving to respond to something in reality. Both have the ability to challenge preconceived notions and social conventions, stimulating reflection and personal exploration. Through their exploration, the film invites viewers to question their own identities and reflect on the importance of understanding who we are.

And so, we embark on a fascinating journey of artists. We witness Mario Poggi expressing, in archival footage, his sense of obligation to prioritize human value and the human being above all other considerations. This invaluable idea reinforces the importance of personal and collective identity and establishes a deep connection between art, society, and the fundamental values that should prevail in any social transformation. It's an idealistic statement that Poggi gradually unveils through his powerful, flexible, and incredibly diverse imagination in numerous subsequent interventions throughout his life.

In this quest, we once again become active participants in Huanchaco's authorial language, a multidisciplinary artist who transcends the cinematic language with his unique spirit of innocence. Like someone discovering objects, words, and treasures, he transforms and lives within the film. As we progress through the documentary, we encounter the passing of Mario Poggi, an event that brings us closer to the doctrine of Alfa and Omega. In this context, we are introduced to Brother Antonio Córdova Quezada, a contactee from Peru who assumes the role of a father figure and defends his doctrine based on faith, even asserting that "even fantasy is a reality in God's creation." This adds another layer of meaning to the initial question of "where do we come from?"

To delve into "La Chucha Perdida de los Incas," it is important to highlight the parallelism between the documentary line following Mario Poggi and the symbolic representation of ideas through the search for the lost "chucha," in which Huanchaco becomes the protagonist. In parallel to the documentary plot, Huanchaco embarks on an exploratory journey through the jungle caves in search of this enigmatic object. This interplay between expressed and represented ideas is a divergent aspect of the film that tests the genre and stretches the boundaries of documentary exploration. Animation, visual effects, and a fictional, artistic, and overflowing staging are employed. Therefore, to question the realization, it is important to delve into the documentary experience, recording, performance, and investigative exploration that Huanchaco has undertaken in previous projects. While not essential, curiosity and openness to interpreting the images, different formats used, editing, music, and capturing the subtext that reveals the author's DNA and the wide range of forms amalgamated in all his projects are necessary. A strong concept of exploration, discipline, and work in relation to art is perceived, as well as an understanding of aesthetic experience and its function within society. It is only in this way that we dare to affirm that "La Chucha Perdida de Los Incas" is a good example of all that research translated into the cinematic language. The film invites us to immerse ourselves in the depths of its thesis, demanding a attentive and open gaze to the rich levels of meaning intertwined in its visual and conceptual narrative.

Jaime Pinto